Reinhard Wirtgen construyó con gran esfuerzo una empresa proveedora de servicios. Empezó con pequeños encargos de transporte y, de la mano de una demoledora de hormigón, se fue especializando en la construcción de carreteras. En un pequeño taller de Windhagen fue desarrollando continuamente tres de estas máquinas junto con sus diez empleados.
Puesto que la plantilla atiende con éxito cada vez más pedidos, la demolición de hormigón se da a conocer pronto en toda Alemania como método en el marco del saneamiento de carreteras.