Llegan los primeros éxitos con una demoledora de hormigón, con una proverbial perseverancia y devanándose los sesos siempre en busca de nuevas soluciones. A principios de los 70 se puede leer en el titular de un periódico «Un monstruo moderno es capaz de ablandar incluso las piedras»: ha nacido la fresadora de carreteras. El fresado se incluye como método estándar en las licitaciones y adquiere rápido reconocimiento en el ámbito del saneamiento de carreteras.
Después de las fresadoras en caliente, la siguiente etapa de desarrollo viene marcada por las fresadoras en frío, ya que a finales de la década de los 70 fresan al asfalto por primera vez sin un precalentamiento. Pero esto no le basta al fundador de la empresa. Empezó a buscar una forma de sanear por completo las capas de superficie. Para ello, era necesario reutilizar directamente in situ el revestimiento de calzada dañado. El reciclaje en caliente y más tarde el reciclaje en frío despertaron un gran interés en el sector. Gracias al proceso moderno y ecológico, las empresas de construcción de carreteras trabajan de una forma extremadamente rentable.
Las tecnologías de WIRTGEN gozaban de una gran demanda tanto en Alemania como en el extranjero. Con la fundación de algunas sucursales propias en Europa, en esta época comienza también la internacionalización de la pyme. Los trabajos con maquinaria en países lejanos — EE. UU., Brasil, China, la India— estaban ya a la orden del día.